EL TRAJE:

Algunos ya no se acuerdan, pero este fue un país de tramposos y rufianes, puestos al servicio de llenar su propia estomagó y faltos de la educación mas básica y necesaria.
Hablaba en sus libros Cervantes de estos alcahuetes dedicados en cuerpo y alma al saqueo y como la vida les trataba a puntapiés. De aquellos lejanos días nos queda aun un poso, una muy mala costumbre que es la de quedarse con el diezmo de lo que tocamos.
El español medio (no de clase media, que no la hay) tiene a bien recompensarse con aquello de lo que no es suyo, de poco han servido los escándalos de corrupción que han ocupado las portadas de los periódicos, a dia de hoy siguen ocurriendo casos de corrupción o trafico de influencias.
Este siempre es un tema tabú para la clase política, muy digna y acomodada, nada dispuesta a auditar sus cuentas antes de ocupar un puesto y después cuando lo abandone. Si comentas este asunto en la calle, siempre hay quien defiende a los inculpados, citando aquello de: “si yo pudiera también lo haría” y es que la falta de ética y valores se ve ensombrecida por el culto al dinero, “Señor Dinero”.
Aquí en España se ha visto como normal aprovecharse del cargo que se ostenta, y sacar el máximo rendimiento a esta situación.
Tenemos un déficit social acuciante que es el de devolver a la ciudadanía el respeto a la legalidad y que la sociedad no se muestre ambigua con los que violan la ley.
Ahora esta en el candelero el tema de los trajes de el Sr. Camps y quien ha pagado los susodichos, pues bien que se aclare cuanto antes y si tienen que rodar cabezas pues a poner el saco...
Pedrulo Maturulo.