AFGANISTÁN, INDIOS Y VAQUEROS:

Cuando éramos niños, solíamos jugar a indios y vaqueros, los primeros siempre eran los malos, mientras que los segundos además de tener la razón, estaban siempre a salvo gracias al Séptimo de Caballería, que al mas puro estilo USA siempre llegaba a tiempo de socorrerlos.
Lo malo de estos juegos de la infancia, es que a veces se confunden con la realidad mas descarnada, nos creemos absolutamente en la posesión de la verdad, adoptando el papel de vaquero y estamos convencidos de que a los nuestros no les puede pasar nada, por estar allí el “Séptimo”.
El otro día sin ir mas lejos, abrían los periódicos con titulares “abatidos 13 Taliban en Afganistán” y todos dándonos la enhorabuena, que si son muy profesionales, que si lo hacen muy bien, que gran labor, etc. Y nos olvidamos de la realidad en la que nos vemos inversos, Afganistán es un despropósito en si mismo, podemos estar a favor de derrocar a los Taliban y ayudar a sus gentes a vivir lo mejor posible, pero lo que no podemos pretender es exportar nuestra democracia, ajena a todo su entramado de clanes y costumbres.
Que es lo que ha pasado con las elecciones democráticas, pues que han sido un fiasco, hay tongo, represalias y crímenes, pero para la coalición ha sido un éxito, convencidos ellos como están de ser los vaqueros.
Los afganos seguramente estaban hartos del régimen Taliban, pero aparte de esto, la forma en que se les quiere imponer un sistema que no comprenden, esta condenada al fracaso.
Es curioso el ejemplo español alli, supuestamente nos fuimos de IraK, por que había una guerra, y a nuestro ejecutivo progresista, les parecia que no debíamos estar en un conflicto armado (supuestamente ilegal), el caso es que si lo analizamos, tanto la guerra de Irak como Afganistán, comenzaron al mismo tiempo y con los mismos objetivos. Había que derrocar a Sadam Huseim y eliminar los supuestos apoyos al terrorismo internacional, aparte de las famosas armas de destrucción masiva. Por otro lado, en el país de las amapolas, tenían que eliminar a los Taliban y su apoyo incondicional a Al Qaeda y sus campos de entrenamiento.
Pero de Irak salimos corriendo, con la vergüenza que tuvieron que pasar nuestros soldados por no terminar su misión, mientras que en Afganistán estamos aumentando cada vez más el número de efectivos desplegados.
Se utilizan toda clase de seudónimos para definir a nuestras unidades, eufemismos todos ellos que deberían sacarnos los colores, “Unidad de Apoyo en la reconstrucción” “Batallón Electoral”, todo muy al estilo de una ONG en lugar de unidades tácticas de combate, que son las que están desplegadas.
Pero nadie nos cuenta que estamos perdiendo antes de empezar, no podemos formar parte en una guerra en la que no creemos (no se ha votado en el congreso ir a una guerra), con un gobierno que disfraza la realidad, incapaces de admitir que tendremos que pagar un alto precio en vidas, y a todo esto hay que sumar que nadie tiene claro como puede resultar una democracia cogida con alfileres.
Al final después de analizar los titulares de prensa y la forma en la que se nos informa sobre esta guerra, me temo que estamos adoptando el rol de vaqueros, autocomplacientes y con la certeza de que no siempre el séptimo de caballería llega a tiempo...

Pedrulo Maturulo.