Siempre que llego a casa después de un duro dia de trabajo tengo esa sensación, hay una paz y un equilibrio que inunda toda la estancia.
No tengo que hacer la cena por que seguro que alguien se preocupo de hacérmela, no tengo que poner la lavadora por que un ángel bajo del cielo me la puso y después plancho la ropa y la coloco en el armario.
No me sonara el móvil por que mi jefe nunca molestaría a un empleado en su tiempo libre.
Podré ver esa serie que tanto me gusta por que no habrán cambiado su emisión sin avisar a nadie.
La comida de mañana seguro que otro ángel bajara del cielo y me la dejara preparada, le dejare una nota para que pase también el aspirador y recoja los baños.
Tendré que ducharme para irme a la cama limpito pero no creo que la caldera se haya roto ni que hayan cortado el agua sin avisar.
Mañana me levantare a las siete de la mañana con una sonrisa enorme, pensando en el tráfico que no abra en el camino al curro.
Y pasare todo el dia suspirando por volver a mi hogar dulce hogar.
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