Si hay un sentimiento bonito, ese es la inocencia. Esa que se tiene cuando uno es un niño y luego te la arrebatan a fuerza de palos.
Siempre fui un niño fantástico que creía poder encontrar vaqueros en el castillo de mi pueblo y pensaba que los superhéroes de los comic pululaban por hay.
Hay una anécdota graciosa y es que pensaba que si te cortaban un brazo te volvía a salir como a las lagartijas. En fin creo que como todos los niños soñaba con un mundo de cuento.
La vida te despierta de un portazo el dia que alguien te dice que tus padres son los reyes magos, es como si ellos te hubiesen estado mintiendo. Yo lo descubrí por casualidad abriendo un cajón de una habitación, lo malo no fue eso sino que se lo conté a mis hermanos pequeños (todavía me arrepiento de haberlo hecho).
Es muy importante guardar nuestros sueños y que nadie nos robe la ilusión por las cosas que hacemos o decimos, en este mundo inhóspito en el que vivimos la inocencia ya no vale nada y los niños crecen con la violencia de la televisión.
Nuestra vida es muy corta, siempre trabajando y preocupándonos por pagar las facturas, por eso no podemos permitirnos soñar y al no hacerlo perdemos una parte muy valiosa de nosotros mismos, esa que nos hace únicos e irrepetibles.
Quien mejor que tu mismo para darte cuenta del niño que dejaste atrás, aquel que le gustaba hacer tantas cosas y ahora solo sabe trabajar.
Pelirroxo.blogspot.com
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