España se ha convertido en una especie de cama redonda, en donde la política y la economía, empiezan con un pequeño beso y terminan, entregándose al desenfreno.
Leía el otro día en El Mundo, que ya son cerca de 500 los casos de corrupción en ayuntamientos repartidos por todo el territorio, si a eso le sumamos que hace poco, los expertos hablaban de que España empezaba a figurar como un país corrupto, es para exiliarse.
Tenemos todo tipo de gente, desde expresidentes de club de fútbol, alcaldes, empresarios a la sombra de la política, grupos audiovisuales, etc.
Seguramente el origen de todo esto, se remonte a muchos años atrás, y ahora empecemos a descubrir que no hace falta tener lo que llaman “Camorra” para padecer esta enfermedad. Tenemos un sistema que favorece a quienes se escudan tras un cargo público, y una justicia lenta y demasiado parcial, intervenida hasta la nausea, por los estamentos del Estado.
La corrupción, no nace de la nada, empieza por los pequeños empresarios que estafan lo que pueden a hacienda, continúa por el trato preferente de los funcionarios a sus familiares y amigos, justificando esta conducta reprobable, con la oportunidad ineludible.
En este ambiente, que la mayoría toleramos y nunca denunciamos, se crían los concejales, alcaldes y políticos de base, de la mayoría de los partidos políticos, que con el tiempo llagaran a ostentar cargos de responsabilidad.
Puede que parezca que no tiene relación alguna, pero el caso Gürtell, el caso Faisán, incluido el escándalo de las escuchas de Sitel, son secuelas de esta forma mezquina de entender la política y la total ausencia de ética profesional.
Hoy en la calle se percibe la falta de escrúpulos, con un gobierno que antepone su imagen a la decencia más elemental, a la hora de afrontar un secuestro, incapaces de comprender lo que esta en juego, que ha pagado y ha negociado con vulgares ladrones.
Un ejecutivo que amenaza a la oposición y filtra escuchas ilegales con la intención de socavar la credibilidad de estos, utilizando para ello a las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado, que no son en ningún caso de su propiedad.
Y al otro lado tenemos a un Partido Popular, que se ha dejado la cartera demasiadas veces con gente indeseable, incapaces de purgar dentro de sus filas a las ovejas negras, teniendo que arrastrar con ellos el San Benito de que no están limpios.
Por todo ello, creo que nos merecemos vacunarnos, contra la impunidad, la arrogancia, la desidia, de quienes nos gobiernan o aspiran a ello, y que empecemos por enseñar a los que nos rodean, que el camino mas rápido para llegar arriba, no es siempre el mejor, el trabajo bien hecho y la satisfacción de ser honrado, colman mucho mas al ser humano.
Pedrulo Maturulo.
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