A mi generación la palabra Europa siempre nos sonó muy bien. Conseguir un día que todos los países que convivimos este viejo continente, fuésemos algo mas que vecinos. Pero quizás ha dejado de ser un sueño para convertirse en una pesadilla.
España ha sido beneficiaria de muchas ayudas económicas que nos han permitido mejorar como país. ¿Pero que hemos perdido?
Quizás nunca debimos eliminar las fronteras puesto que se ha demostrado un tremendo error, hoy no hay control de tráfico de personas ni bienes, dejando campo libre a los inmigrantes ilegales.
La moneda única quería ser un instrumento de cohesión y se presenta como un tirano, al no poder cada país efectuar aquellas revisiones o cambios que necesite.
La política exterior nula, puesto que países potentes como Alemania, Inglaterra o Francia tienen la suya propia.
La Europa de todos, la que protege a sus ciudadanos y les otorga derechos y deberes, ¿pero donde queda el himno de la alegría, cuando se empeñan en subir los tipos de interés y ahogar a las familias?
La ultima locura, aumentar la jornada laboral hasta las 65 horas, en un mundo global en el que los obreros comenzamos a ser moneda de cambio.
Mirando la situación desde la distancia, uno se imagina a una familia unida y acometiendo sus problemas todos juntos. Pero la realidad es bien distinta, somos victimas de un sueño. Para que Europa sea una realidad todos tendremos que renunciar a algo, y me temo que en este baile nadie se quiere quedar con la mas fea.
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