Que tiempos de vagar por las calles buscando tu sitio, que lejanos resuenan los ecos de una guitarra rasgando el aire. Donde están aquellos muchachos que trataban de hacerse oír. Mucho tiempo ha pasado desde que teníamos 16 y ya no volverá. Una cerveza para compartir con tus amigos y un casete para escuchar a nuestros ídolos del rock.
No teníamos más horizonte que el de nuestro barrió y nuestra música. Grupos míticos en España como Barón Rojo, nos hicieron evadirnos de nuestros problemas.
El Heavy como instrumento de evasión sin drogas, solo alguna cerveza de litro “litrona” y contarnos nuestros problemas. El dinero no era problema (unas pocas monedas), solo nos hacia falta un parque para disfrutar de nuestra música.
De aquellos amigos recuerdo, muchas cosas. La hermandad con la que nos quisimos, nuestras acampadas, los garitos cuando teníamos pasta. Recuerdo como ellos comprendían tus problemas y te animaban para superarlos.
Nuestra generación creció en los barrios de las grandes ciudades, yo no me mezcle con las drogas, algunos si y pagaron con su vida. Chicos del rock que pensaban cambiar el mundo. En mi cabeza todavía recuerdo algún amigo que se perdió por el camino, otros lejanos ya de este padre de familia. Pero no os olvido, vuestro recuerdo perdura. En el corazón sigue latiendo la fuerza de vuestra amistad.
En el futuro mi hijo se sorprenderá de escuchar a su padre, contar las viejas historias de mi adolescencia. Seremos olvidados pero nuestro espíritu perdurara.
Larga vida al ROCK.