Dentro de poco se cumplen los 200 años del levantamiento del 2 de Mayo. debiera ser esta fecha motivo de reflexión para todos. Lo que celebramos todos los españoles es la expulsión de las tropas invasoras francesas mandadas por Napoleon Bonaparte.
Mucho se ha hablado sobre la cuestión, pero quiero aportar mi pequeño grano de arena.
Que impulso al pueblo de Madrid a revelarse contra el invasor y que sentimiento pudo unir a todos para expulsar al intruso. Las gentes que se dejaron la piel en las calles y campos de batalla, no combatían por el rey luchaban por su tierra y por su libertad. Nadie podía venir a su casa y pretender imponer las normas. El español tozudo e irreverente demostró al mejor ejercito del mundo que la tiranía no podía asentarse en nuestro país.
Se ha discutido mucho sobre la legitimidad de la lucha y si fue o no un paso hacia atrás en nuestra evolución como nación. Los llamados afrancesados, gentes que apoyaban la ilustración y la república perdieron la ocasión de gobernar este país.
La cuestión no fue si valió la pena vencer al emperador sino, nuestra voluntad de ser una nación libre.
De aquella guerra nos quedan apenas ecos del pasado, hoy nuestros hermanos franceses forman parte de la unión europea y poco queda de aquel odio visceral al francés.
Hay historiadores que califican la revuelta como un error histórico, otros por el contrario la tildan de gesta heroica. Yo me quedo con el resultado, fuimos lo que quisimos ser y nadie nos lo impuso.
La libertad es un bien necesario como el agua o el alimento, ningún pueblo debe ser sometido por la fuerza de las armas. Los esclavos de Estados Unidos tenían, comida y bebida pero les faltaba lo mas importante ser hombres libres. Poder elegir esa es la grandeza de nuestra democracia.
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