Cuando me dijeron que celebrarían su boda en un pueblecito de la comunidad autónoma vasca, se mezclaron dos sentimientos. Por un lado una visita interesante para conocer su gastronomía y algún entorno curioso junto con quien repudia a aquellos que amparan y acogen a la chusma de ETA y sus acólitos.
Cuando llegamos al pueblo lo primero que me llamo la atención es la cantidad de carteles, pintadas y referencias a la lucha armada de los terroristas.
Una persona que resida en cualquier otra parte de España se sorprendería del impacto mediático de estos tipos, por todos lados te encuentras la publicidad aberchale.
Pero lo que realmente me dejo estupefacto, casi como si estuviese viendo un documental, fue ver la foto de dos terroristas puestas en el ayuntamiento.
También debo deciros que la “ERRIKO” (Erriko taberna) o casa de los amigos de ETA, en donde todo el dinero va destinado a sus seguidores, estaba en un sitio privilegiado.
Parece mentira que hoy, todavía tengamos que avergonzarnos de que se puede utilizar un ayuntamiento para hacer apología del terrorismo, y que los bares destinados a la recaudación etarra sigan existiendo como algo permitido y “legal”.
Esto lo escribía para subirlo al blog tal día como ayer, antes del atentado en Santoña, casualidad o no, es muy triste pensar que los asesinos siguen marcando nuestro reloj.
¿No hay políticos en este país capaces de poner coto a estos tipos? ¿Cuándo veremos al entorno radical entre rejas? ¿Por qué se permite todavía la apología del terrorismo en ayuntamientos? Son preguntas que todos nos hacemos...
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