Cuanta pereza contenida a hacer las cosas bien, cada uno a lo suyo y dejar de hacer punto de cruz en el congreso, que entre siestas y ocio, la clase política sale de lo más costosa.
Y aunque últimamente me sobresalto despierto, pensando en esos tipos que gobiernan nuestro país, uno de bandoleros con traje y master debajo del brazo.
Ministros que donde dije digo, digo diego y oiga que no pasa nada, nos lo tragamos con patatas, todo sea por llenar la tripa a vagos con carnet del partido.
¡Que tiempos! Que dirían nuestros mayores, nadie sabe de quien fiarse, los bancos trincan la pasta y las constructoras parecen de la cosa nostra.
Ya lo decía mi abuelo la pasta debajo del colchón que hay mucho amigo de lo ajeno.
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