24/8/08

PAJAROS Y GROSELLAS:










Todos aprendemos constantemente, la vida nos depara mil y una sorpresas que nos hacen ser dignos del apellido “humano”.

Os voy a contar una anécdota que me ha ocurrido hace poco y que me enseño algo que hoy quiero compartir con vosotros.

Soy aficionado a la jardinería a pequeña escala, apenas unas flores y algún arbolito que me afano en cuidar para alegrar mi patio. El caso es que buscando en el vivero plantas para el jardín, me tropecé con un arbusto del tipo grosellar, en seguida capto mi atención por sus delicados frutos y su preciosa apariencia. Rápidamente me decidí a comprar un par de aquellos arbustos y me los lleve a casa.

Me costo mucho decidir el tipo de maceta donde ponerlos y la orientación, quizás demasiado sol seria malo, a lo mejor protegidos cerca del muro. Al final los puse donde considere que mejor podían estar para su crecimiento.

Cada día regaba y cuidaba aquellos arbustos y sus delicados frutos, quitaba las hojas malas y les daba todo tipo de cariño. Los frutos poco a poco fueron madurando y ya iba siendo el momento de recolectarlos, pero en mi interior me decía “espera quizás mañana estén más maduros y mejoren sus grosellas”.

Un día después de haber dejado de atenderlos durante dos días, (por trabajo) me dirigía a regarlos cuando me encontré que ya no había ni una sola de aquellas maravillosas grosellas, los pájaros encontraron sus deliciosos frutos.

Quizás el deseo de reservarlas tanto me había jugado una mala pasada, esto me enseño una lección.

La vida es como las grosellas, no podemos pasárnosla diciendo “quizás mañana” aprovecha el momento no sea que los pájaros se coman aquellos frutos que tanto guardabas.


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