4/5/08

EL MIEDO ANCESTRAL DEL SER HUMANO:














Una simple roca, pero si te fijas bien en los agujeros hechos por el tiempo, se convierte en una imagen inquietante.
El ser humano ha recorrido el mundo explorando lugares inhóspitos. No hay lugar en la tierra que este no haya pisado. Desde el amanecer de los días hombres ávidos de aventura se han paseado por desiertos y montañas. Pero algo siempre ha acompañado a nuestra especie, el miedo a lo desconocido. Esa sensación que te eriza el vello al ver una rata que cruza su mirada contigo, o al oír a un lobo que aúlla en medio de la noche.
Las leyendas y mitos nacidos de la ignorancia y el desconocimiento del medio, todavía hoy recorren nuestra mente. Ese temor que debió tener el hombre a ser devorado por algún animal mas fuerte, el miedo profundo al hambre, al abandono, a sentirse perdido en mitad de un desierto.
Mucho hemos cambiado desde aquel primitivo ser que pasaba el día buscando recursos para poder comer, pero en nuestro cerebro ha quedado como una impronta, el terror a ciertas debilidades de nuestra raza.
El ser humano nace en la mas absoluta indefension, teniendo que velar sus padres por el hasta bien entrada la adolescencia. Somos capaces de casi todo pero a la vez arrastramos nuestra debilidad, por eso hay miedos instalados dentro de nuestro subconsciente como un mecanismo de autodefensa.
Debemos enfrentar nuestros demonios, con racionalidad y análisis, ser capaces de dominar ese ser primitivo que salió de una cueva y aprendió a dominar el fuego. Ese quizás fue el primer paso para dejar de ser un primate y convertirnos en el hombre moderno.

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