Un libro, un objeto apenas. Que magia esconde en su interior, que nos hace ver historias y relatos. Es un noble oficio el de escritor. Transportar a tus lectores tus sentimientos y sensaciones. Contar un relato y que tu lector vea aquel anciano o aquel valle verde.
Empezar a devorar un libro que te atrapa, con sus descripciones. Sentirte Julio Cesar conquistando la Galia o un simple obrero que relata sus problemas. Sumergirte en miles de letras que parecen no tener sentido, pero que bien colocadas son un viaje dentro de nuestra mente. Quien no ha leído un libro y luego se ha sentido defraudado al ver la película. Al leer imaginas un rostro, una voz, y luego es difícil imitarlo. Aquel que dibujo unos símbolos en una tablilla de barro, no podía imaginar que cambiaria el mundo para siempre. En un trozo de papel o en un ordenador, seguimos soñando mientras escribimos y leemos a otros.
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